Tema
29 de JUNIO de 2012
Introducción:
Saludos, Dios te ama y tiene algo muy grande
preparado para ti. Este es el tema de esta semana de nuestra casa de Bendición.
Esta es la primera parte, lo he dividido en dos partes por que la primera
expone cual es este problema y la segunda parte, o sea la de la próxima semana
nos mostrará las bendiciones que vienen a nuestra vida cuando nos congregamos.
Congregándonos:
“No dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca”(Hebreos 10: 25)
Uno de los
significados de la palabra Iglesia (Ek klesia) es congregación. Nosotros somos la
iglesia de Cristo, pero al dejar de congregarnos simplemente perdemos esta
propiedad, así de sencillo. Jesús ama a su iglesia, por lo tanto debemos de ser
parte de ella, no dejándonos llevar por las acciones de otros hermanos, si no
sabiendo que Jesús nos ama y él quiere sacar de la exclavitud a otras personas.
Vemos el contexto de
Hebreos 10:25
“Así
que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la
sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del
velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los
corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos
firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y
tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”(Hebreos 10: 19-25).
Nosotros tenemos la
libertad y esa es la propiedad fundamental que nos ayuda a congregarnos, cuando
lo dejamos de hacer perdemos la libertad, ya sea por algo que Satanás puso de
por medio o por algo que ha surgido de nuestra propia carne, como la fatiga o
la indiferencia. Nosotros no sabemos qué es lo que ocurra mañana, pero si
sabemos guardar este sencillo mandamiento estaremos en plena confianza de que
Él nos mantiene cubiertos, por el hecho de que el habita en medio de su
congregación. En nuestra iglesia una forma de congregarte es el ir a tu casa de
bendición.
Debemos de mantenernos
firmes. Mantenerse firme o asirse con firmeza, no es algo que se hace para
mantener la salvación, sino que más bien es una evidencia de la salvación.
Miren
el siguiente versículo:
Hebreos
10: 26, 27 “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el
conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una
horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los
adversarios.
Nosotros debemos de estar muy consientes que cuando
nos dejamos de congregar somos vulnerables al pecado. Si nosotros llegásemos a
pecar de forma voluntaria, o sea, ya meditando en nuestros actos, después del
conocimiento de la verdad y después como no nos congregamos no queda nadie que
nos pueda ministrar al respecto, llegará un momento en que el Santo Espíritu de Dios se apartará
de nosotros porque no podrá seguir morando entre nosotros y entonces ¿Quién más
podrá perdonar nuestros pecados? Dice la palabra: Queda una horrenda
expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los
adversarios.
Tal vez muy en el exterior te encuentres
despreocupado al respecto pero muy en el fondo tu sabes que pasará si el mal se
apodera de ti, por que alguna vez conociste la verdad… Por eso es muy
importante no dejar de congregarnos y siempre hacer un esfuerzo al respecto.
Después de todo Dios es Dios y le debemos de dar su lugar.
¿Por qué debemos
congregarnos?
- 1) Porque es
un mandamiento
2. 2)
Para aprender juntos
3. 3)
Para adorar juntos
4. 4)
Para animarnos unos a otros
5. 5)
Porque el día se acerca
Razones por las cuales
las personas no se congregan.
En
seguida les anexo 13 razones por las cuales las personas se dejan de congregar…
estas razones las expone el Pastor Franklin G. Huling en su
enseñanza “Guardémonos de andar a la deriva”:
1. Por un falso sentimiento de libertad
Hay una fascinación perversa
en lo relacionado con desviarse. Dejar de asistir repetidamente a la iglesia, o
de leer la Biblia, nos dará un falso sentimiento de libertad. En realidad es
una esclavitud a Satanás. Librarse de la voluntad de Dios, quien nos ama, resultará
en una amarga esclavitud al diablo quien nos odia.
2. Amistades impías
“No erréis; las malas
conversaciones corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33). Nuestros
mejores amigos deben ser a los que aman a Jesucristo, y que nos ayudan a
mantenernos cerca de Dios. Las malas manzanas rápidamente echarán a perder una
sana.
3. Violar repetidamente los dictados de la conciencia
Cada vez que no hacemos caso
de nuestra conciencia, su voz se debilita. Y si continuamos así, se despedazará
nuestra vida. “Manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual
naufragaron en cuanto a la fe algunos” (1 Timoteo 1:19).
4. Un pecado no confesado y que no queremos dejar
Ya sea un pecado “grande” o
“pequeño” delante de nuestros ojos, el olvidarlo no lo va a quitar. Como una
astilla en el dedo, molestará hasta que sea removida. Además, no se habrá gozo
al leer la Palabra de Dios, ni seguridad en la oración. Tampoco nos sentiremos
gozosos al asistir a la iglesia, mientras mantengamos escondido algún pecado
sin confesar y sin dejarlo.
“El que encubre sus pecados no
prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13). Si tú has
pecado contra alguien, tú te desviarás hasta que arregles el asunto.
5. Rencor encubierto
Permitir que el rencor penetre
en nuestro corazón, posiblemente en contra de algún hermano cristiano, debido a
una ofensa real o imaginaria, es un pecado que debemos sacar de nuestro
corazón. Si no, nuestra lenta desviación se hará inevitable. Debemos perdonar
sinceramente a otros, para que Dios nos pueda perdonar.
6. Viviendo en las bendiciones pasadas
No debe ser así. Los hijos de
Israel tenían que recoger diariamente el maná. Cuando algunos trataron de
almacenarlo, el mismo se agusanó. Una experiencia cristiana “agusanada” es el
principio de la caída. Debemos mantenernos al día en comunión con Dios.
7. Inactividad
Un cristiano inactivo es un
cristiano que va a la deriva. El trabajo es necesario tanto para la salud
espiritual así como para la física. El agua sin movimiento se estanca, y se
convierte en lugar de reproducción de larvas. Si “el agua de vida” en el
corazón de un cristiano no está manado hacia otros, entonces lo indeseable va a
crearse. Algunos han pensado neciamente que ellos ya han servido al Señor
Jesucristo lo suficiente, que ahora merecen unas vacaciones. Las vacaciones
espirituales usualmente llegan a ser fatales. Aun una vida prolongada es
demasiado corta para servir al Señor quien dio su todo por nosotros. Si tú no
estás activo por Jesucristo, ponte a trabajar, y mantente ocupado hasta que él
venga.
8. Olfateo religioso
“Andar husmeando” en
cualquiera de las sectas falsas, generalmente resultará en ser atrapado por Satanás
en alguna de ellas. Mantente apegado al camino de la Palabra de Dios. Como un
amigo mío acostumbraba a decir: “Si es nuevo, no es verdad; y si es verdad, no
es nuevo”. Hay miles de caminos que llevan al infierno, pero uno solo es el que
nos lleva al cielo: la entrega de nuestro corazón al Señor Jesucristo,
confiando solamente en Él, quien murió por nuestros pecados y resucitó para
nuestra justificación.
9. Vagabundos de iglesia
Ellos vagan de iglesia en
iglesia, y están siempre a la deriva. No quieren tener ninguna responsabilidad
en ningún lugar, ni quieren hacer nada. Una responsabilidad constante es una
fortaleza al alma. Todos los cristianos deben unirse inmediatamente a una
iglesia fiel a la Palabra de Dios, la cual les ayudará, y a la cual ellos pueden
soportar.
10. Amor al dinero
El amor febril al dinero
empuja a muchos a deslizarse. El deseo insaciable de tener más y mejores cosas
es la ruina de muchos. El Señor Jesús nos avisó: “Mirad, y guardaos de toda
avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes
que posee” (Lucas 12:15).
Y, los que se roban el día del
Señor, para conseguir más dinero, son iguales al vagabundo, a quien fue
regalado seis dólares por un hombre que tenía siete dólares. El mendigo luego
lo golpeó y le robó al donante el séptimo dólar. Los cristianos que hacen esto,
encontrarán que el dinero que ganan el día domingo les saldrá muy caro. Muchos
dicen que están demasiado cansados para ir a la iglesia el día del Señor, pero
casi nunca están demasiado cansados para trabajar y ganar dinero. Ponen al
dinero en primer lugar, y en segundo lugar a Dios. (¡La Biblia la llama “idolatría”!
Colosenses 3.5)
Algunos caen en la tentación
de utilizar métodos dudosos para ganar dinero. No es el dinero, sino “el
amor al dinero” (y las cosas que el dinero compra), lo que es “la raíz
de todos los males” (1 Timoteo 6:10. ¡Cuidado! Ama a Cristo de todo corazón
y obedece su amorosa voluntad. “Sean... contentos con lo que tenéis ahora;
porque Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Ríndele
todo a Dios. El te bendecirá.
11. El amor al placer
El mundo es muy aficionado al
placer. Aun muchos cristianos son “amadores de los deleites más que de Dios”
(2 Timoteo 3:4). Cualquier tipo de placer, o cantidad de placer que quita
vida o sabor a las cosas espirituales, es dañino. “Pero la que se entrega a
los placeres, viviendo está muerta” (1 Timoteo 5:6). Todos necesitamos
recreación, pero solamente para el bien del cuerpo y la mente, no para gozarse
de placeres. Y no debemos invertir el tiempo en recreación cuando debemos estar
en la iglesia. Después de haber estado en el mundo del trabajo durante seis
días, necesitamos “subir a tomar el aire” para nuestras almas en el día del
Señor. En tu corazón el Señor te dará “delicias a tu diestra para siempre”
(Salmos 16:11).
12. Cambio de residencia
El cambio de residencia a un
nuevo lugar, a muchos los empuja a deslizarse. ¡La gente no titubea en ir a un
establecimiento comercial desconocido, pero sí titubean al ir a una iglesia diferente!
Como la gente no les conoce en ese nuevo lugar, ellos piensan que no habrá
ningún problema si no van a la iglesia por algún tiempo. Habiéndose mudado de
anteriores obligaciones, algunas personas no quieren darse prisa en tomar
nuevas obligaciones. Esta es una trampa sutil. La tardanza es peligrosa. Si no
hacemos hincapié en congregarnos con los santos inmediatamente en la nueva
localidad, es probable que ya nunca lo vayamos a hacer. Y entonces la pérdida
será eterna, tanto para nosotros como para nuestros hijos. Busca una iglesia
que sea fiel a la Palabra de Dios y asiste allí.
13. Dejando de congregarnos
¡Dejar de congregarse en la
casa de Dios, es una de las causas y una clara prueba de que un cristiano se
esté deslizando! Ellos dejan la casa de Dios porque han perdido el calor de su
primer amor a Cristo. “Has dejado tu primer amor” (Apocalipsis 2:4). Y
si no amamos a Cristo lo suficiente para obedecer este mandato tan sencillo de “No
dejando de congregarnos” (Hebreos 10:25), no nos engañemos, pensando que
amamos al Señor lo suficiente para obedecerlo en otros puntos. Solamente vivir
una vida moral no es vivir para Cristo, sino para nosotros mismos. Para agradar
a Cristo, no solamente debemos mantener ciertas creencias, sino también debemos
obedecerlas. Y, Él nos ordena que no dejemos de congregarnos.
Muchos dicen: “Yo puedo ser
tan excelente cristiano aun quedándome en casa”. No es así. Los que dicen eso
están demostrando que son perezosos, egoístas y cristianos desobedientes, si es
que en realidad son cristianos. A ellos no les importa si los cultos se
celebran o si la obra de Dios prospera, o no. Si un padre o madre se olvida de
su familia, o si un soldado se olvida de sus obligaciones, ellos son culpables.
Si un cristiano deja de congregarse a razón de su flojera, él es culpable
delante de Dios. Y, nosotros abandonamos la casa de Dios, cuando, pudiendo ir,
no vamos. Para muchos, cualquier excusa es suficiente para mantenerse alejados
de la iglesia. Un cristiano obediente es feliz en asistir a todos los cultos
que le son posibles, domingo en la mañana, domingo por la noche, cultos entre
semana, etc. Él se goza en ello, crece y da fruto.
A una mujer lisiada que se
arrastraba sobre dos bastones, se le preguntó cómo le hacía para asistir
fielmente a la iglesia. Ella contestó: —Mi corazón llega primero, y mis piernas
paralizadas lo siguen.
Muchos cristianos son
exactamente lo opuesto a este caso. Tienen buenas piernas, y aun automóviles,
pero sus corazones espirituales están paralizados. Por lo tanto ellos no hacen
caso al mandamiento del Señor Jesucristo acerca de “no dejando de
congregamos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuando veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).
El Señor viene. No te
deslices. No dejes de reunirte con los hermanos. “Y tú serás echado de
menos, porque tu asiento estará vacío” (1 Samuel 20:18). Dios conoce tu
necesidad de congregarte, y otros necesitan la ayuda de tu ejemplo y de tu
estímulo.
Por amor al Hijo de Dios quien
te ama y se dio a sí mismo por ti, y por amor a otros, y por amor a ti mismo,
¡detente ahora mismo de ir a la deriva! Barcos que van a la deriva peligran
otros barcos. Recuerda que entre más tiempo andes a la deriva, tu separación
del Señor será mayor; y entre más tiempo pase, tendrás menos deseos de volver;
y entre más lejos te encuentres, será más difícil regresar. No se puede
recuperar los años y los días que desperdiciamos, tampoco podemos evitar el
cosechar amargamente lo que nos sembramos. Cada día que te retrases, tu corazón
se pone más duro.
Si tú eres salvo, confiesa tu
deslizamiento al Salvador. Deja tu deslizamiento y sigue adelante en tu vida
cristiana. Si no, retrocederás. No podemos mantenernos estáticos, o sea,
quedarnos siempre en el mismo lugar. Sé constante en tu lectura diaria de la
Palabra de Dios, en congregarte con otros hermanos que aman a Cristo y en el
ofrendar, así como en testificar de Cristo Jesús.
Si tú no eres cristiano, amigo
mío, ahora mismo ancla tu alma en la Roca Eterna, el Señor Jesucristo. Abre la
puerta de tu corazón y recíbelo como tu Salvador y Señor. Él te guardará y
proveerá para cada una de tus necesidades. Alábale. Vive para Él. ¡Hazlo ahora
mismo!
Bueno, eso es todo por el momento. Recuerden que después de cada casa de
bendición les etiquetaré el tema por facebook para que se puedan quedar con una
copia. Los amo en Cristo, acuérdense que debemos de dejar que Su Luz brille en
nosotros cada vez más… no dejen que las sombras los aparten de sus grandes
bendiciones.
-
Su amigo y líder…
Guillermo.